Alexander y los músicos


Mi primer contacto con la Técnica Alexander se  produjo hace 27 años en el transcurso de uno de los encuentros a los que asistí como miembro de la Joven Orquesta Nacional de España y en el que la profesora Barbara Hamilton nos dio un pequeño curso introductorio y algunas clases. 
Siguiendo sus consejos los conciertos correspondientes a este encuentro resultaron mucho más placenteros: los nervios, la desconcentración, la tensión en los brazos,  los dolores de espalda y de piernas que me atormentaban habitualmente desaparecieron en gran medida. 
Después, durante mis estudios de música en Alemania, mis problemas se agudizaron. El estudio del violonchelo iba siempre inevitablemente acompañado de un gran esfuerzo, tensión y dolor. Los traumatólogos a los que consulté solo decían que probablemente mi constitución no era la adecuada para tocar el violonchelo y me aconsejaban dejar de tocar.
Mi historia no es muy diferente de la de F.M. Alexander ni de la de otros músicos. Alexander era actor, amaba su profesión y, sin embargo, sufría cada vez más  problemas que afectaban a su voz y que amenazaban su carrera. Los médicos tampoco pudieron ayudarle y le aconsejaban dejar su profesión para poder recuperar su voz.






Buscando una solución a mis problemas volví a cruzarme en mi camino con la Técnica Alexander. Empecé a tomar clases regularmente. 
Mis primeras clases de Técnica Alexander fueron un gran descubrimiento, ¡podía sentir mi cuerpo de una forma tan diferente! 
Entonces no sabía describir esta sensación de ligereza y de libertad. Alguien hablaba de ello comparándolo con la sensación de haber estado viviendo durante mucho tiempo en un oscuro y estrecho sótano y mudarse de repente a una amplia y luminosa villa. Y  cuando esto es así, nunca más quieres volver al oscuro sótano.. 
De esta forma continué con mis clases y, más tarde, con la formación como profesora de la Técnica.  
Fue el principio de un largo viaje, un viaje que no solo me liberó de dolores y tensión, sino que también me llevó a conocer otra forma de vivir y disfrutar de la vida y de la música que yo antes ni hubiera podido imaginar. 

Quizá te resuena esta historia personal…

Quizá estás pensando en buscar una forma de seguir creciendo como músico…
Si es así,

si lo que buscas no es un milagro sino entregarte a un profundo proceso de cambio,

si estás dispuesto a dejar de pensar de una forma rectilínea,

si estás dispuesto a dejar de poner tu mirada en la meta y quieres prestar un poco más de atención a los procesos, al camino que recorres…


Si es así, esto es lo que la Técnica Alexander te puede ofrecer:
  • Mejor funcionamiento de tu cuerpo en todas tus actividades…

  • Mayor percepción de ti mismo, de tu equilibrio, de tu centro de gravedad…

  • Más relajación… pero también mejor tono y dirección…

  • Percibir tu cuerpo como un todo…

  • Mayor consciencia a nivel físico, emocional e intelectual…

  • Reducir el nivel de estrés y tensión al tocar tu instrumento…

  • Mayor libertad en tu interpretación… 
  • Conocerte mejor: tus hábitos, tus necesidades reales en la acción…


¡Atrévete! 

No lo dudes... 
No sé si es el camino más corto, 
pero sí creo que es el mejor camino, el más fascinante, 
el que te lleva hacia ti mismo.